
Sueño cada noche con esa lluvia de estrellas que me lleve a la velocidad de su luz, y sobre todo, que esa luz tarde en apagarse, porque sin su brillo yo ya no sé con qué guiarme...

Y así, de repente, me doy cuenta de que tengo miedo a la oscuridad, o a que tu ya no me mires, ni me toques. Me niego a pensar en la existencia de agujeros negros que esconden soledad, tristeza y llanto. Así que me aferro a las constelaciones de tu cuerpo, recitando una a una todas las que conozco y descubriendo todas las que me faltan.
Y es, una vez con tu brillo en mi interior...cuando creamos nuestro universo.
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