sábado, 12 de noviembre de 2016

Me quise como espero que nunca me quieran



El blanco y negro duele,
me nublo en un paisaje de luces
que me ciegan.

Al otro lado siempre hay alguien
que me sonríe,
y yo ya he perdido la fe en la risa.

Me han hablado del amor como 
locura,
y no hay nada más cuerdo 
que la elección de lo que uno 
siente.

La tristeza que no merezco
me ha golpeado por los tropiezos
de otra gente.

Ya no sé mirar más allá de mis manos,
de las grietas que en mis dedos  
se hicieron una noche de verano.

Los ojos clavados me empiezan a cansar,
el pasado que no comprendo siempre
está cerca,
la felicidad de la que no es persona
me harta.

Me he escrito el propósito del olvido
cien veces,
y mil veces lo he incumplido.

Y no,
no pienso en ti, solo, 
en mi recuerdo desenfocado.

Lo estoy volviendo a escribir,
el blanco y negro sigue doliendo,
vez 101.

Me quise como espero que nunca me quieran.
Como una puta mierda.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Blanco

Rompía un lápiz al día
y llenaba varias páginas de su libreta negra.
Palabras, hasta en los márgenes de aquellas
hojas cuadriculadas
que guardaban lo que un día de lluvia
se prometió.

Escribía su vida
en minutos y horas,
incluso las palabras que pensaba
pero no decía.

Dibujaba los paisajes de su pequeña
ciudad
que contrastaban con sus extraordinarias
capitales favoritas.

Disfrutaba de la vida con esa libreta
llena de minas marcadas,
de formas de labios coloridos,
de garabatos de enfado.

Guardaba hasta el sexo,
los abrazos,
el primer beso que sucedió
a los otros tantos deseos
de soltarse la coleta.

Retratos de una vida de cambios
que explicaban cómo se había
peinado el alma.

Supo plasmar el viento,
el calor de una chimenea
y las olas del mar,
pero de esas que azotan contra
grandes rocas en acantilados.

Dedicó más de un página a las
grandes emociones:
el amor, la alegría, la risa,  las lágrimas
de felicidad.

Todo era grabado en ese pequeño compañero
de viaje,
así lo prometió en el momento que perdió
a su padre.

Con la lluvia sobre su cuerpo devastado, escribió:
<<Sé que nunca te olvidaste de mí,
yo tampoco lo haré de ti.>>
Y después de dejar caer esa hoja en el hoyo
de tierra empezó su particular
huida.

Olvidaría,
todo lo olvidaría como hizo él.

Y en letras bien marcadas y grandes
escribió la primera página:
Cuando creas que todo he olvidado,
que no sé quién soy,
ni sé hacer o deshacer,
léeme la libreta,
regálame la vida que en mis adentros
vivo
y en mis afueras
abandono.
Solo así habré ganado al olvido.

Hasta el último suspiro ganó,
 e incluso en su extinguida vida
 recordó  sonrió.


-Para todos los que (no) olvidan.

miércoles, 20 de abril de 2016

'Mi pequeña historia'



Quiero tornar las canciones de Andrés en contrarias. Quiero ser el pequeño rato en el que he llegado para que me conozcas siempre. Convertirme en la poesía nunca escrita porque se hace. Quiero alas para volar al sur, vivir en sur, quererte con acento del sur para perder todos los días el norte. No necesito que bailes flamenco para cambiarme la vida, todos los meses son números cardinales con canciones de Sabina. Dejemos Dublín, que es un sueño mi París bajo los volantes de mi falda. Y si llueve en Sevilla, tenemos Cádiz, y Pantín fugando estrellas que llegan hasta Benijo. Me ha cazado el autor y grito que es mentira que no quiera verte. Que te dedico todo el rock and roll mientras te miro a escondidas y te escribo postales firmando para que seas mi media vida. Las 6 caricias se me quedan cortas porque no te quiero tanto, te quiero más. Hicimos nuestra una noche de verano en la que sí, por fin, supimos lo que es amor. Esta vez sí pudimos, voy a volver quererte: así fue. 

jueves, 3 de marzo de 2016

A (s)olas



El mar de palabras 
me arrastra con su corriente.
Escucho las gaviotas gritando 
LIBERTAD
por encima de mi.

Sigo siendo arrastrada 
con los ojos entrecerrados 
y gotas en la cara que seca el sol.

Tarareo la canción 
que me hace ser mi persona favorita.
Me canto la vida
a los cuatro vientos y este me responde
con brisa salada.

Me dejo hundir
para ver el blanco perla del final del 
túnel de la muerte
y el inicio de otra vida.

Vivir valiente.

Los dedos de los pies salpican alegría
y hacen volar a las primeras mariposas
de los capullos.

Parece que va a llover,
llueve
la corriente es más fuerte,
se hace la tempestad pero no se
deshace la calma.

De punta a punta el mar,
conmigo.
A las olas y a solas.
Muerdo, muerdo, muerdo
los sueños
porque se me han cumplido.

sábado, 16 de enero de 2016

Casi un año

Ha sonado varias veces Ferreiro
y los kilómetros se han convertido en besos.
Gran vía se puso guapa para tu vuelta
porque Madrid es tuya.
-Y qué bonita-

Ahora, las risas son sábanas deshechas mientras
la luz del sol se cuela por la ventana.
Los pies fríos dicen que todo es 
posible.
Las cervezas de importación esparcidas 
por el suelo
recuerdan.

Los niños se llevan dentro -nada de cobardes-
y se prohíben las bodas y las misas -nunca los bailes-
Se llenan las visas porque a veces
la libertad
cuesta dinero.

Pero que no llegue la pena
que se nos olvide el aniversario
y nos escapemos en un barco.
Nunca es tarde para otra huida.

Casi un año...

Fíjate ahora,
pequeña soñadora
las canciones de Andrés
suenan de otra manera.

lunes, 11 de enero de 2016

'Te quiero de papel'


Hay una suerte de sonrisa
plasmada en cada línea de un cuaderno 
con fecha de verano.

En invierno, márgenes llenos de tinta
de te quieros en papel.
Manos que se desatan escribiendo sobre ti
que componen una melodía a piano. 

Hay sueños de pisadas en la arena de una playa
del sur. Olas que paren las horas en tu pecho. 
Y besos que sepan a sal.

Hemos perdido algo más que la ropa interior
hemos ganado en risas
casi miramos a los ojos al amor
y ya no hay más perdón por los bailes.

Y ahí estás tú
llenando cuadernos de vida
amor
vida
amor
mientras se hace melodía en cualquier colchón.

Hay dientes de león volando
porque he encontrado una espalda llena 
de ellos.
Y Montmartre dibujado en tus lunares
cumple todos los deseos.

Sigo haciendo recuerdos en papel
el amor en tinta
la vida en poesía -como tú-
porque además de libre

                         te quiero de papel

jueves, 7 de enero de 2016

"El secreto del centro de mi tierra"

Acabo de hablar directamente con el miedo
me he tomado el tiempo necesario para conocerle
comprenderle y sentirle de otra manera.

Me he atrevido a acercarme a pocos pasos,
a notar su respiración en mi cara y escuchar sus latidos.
Incluso alcé mi mano para acariciarle
y se dejó tocar.

He visto cómo llora el miedo, cómo se arrodilla para
pedir perdón, cómo mira con culpa y decepción.
Me arrodillo inmediatamente y le sostengo.

Nunca un encuentro fue tan realmente profundo
interno
extraño
y reconfortante.

Miro sus manos agarradas a las mías, sus venas marcadas
como las mías, las lágrimas corriendo por sus mejillas 
que mojan las mías.

Maldito momento en el que siempre se llega tarde...

El miedo no tiene la culpa de nada
pero nosotros,
nosotros seguimos llamando miedo al que nos grita
que todo es posible.