jueves, 9 de abril de 2015

"Hoy te he vuelto a recordar"

Oscilaban para el mismo lado y mantenían el mismo compás. Colgaban del mismo hilo como marionetas de un mismo palo, no sabían hablar.
Monotonía de una vida impuesta con tierra y mar. De forma redonda y grandes proporciones.
La existencia de ambas parecía irreal. Acompañantes de un camino invisible hecho más de una vez.
Soñaban incluso inertes. Y las dos, a la vez, juraron ante la atenta mirada de estrellas fugarse de filamentos.
Se descolgaron de su parte y echaron a correr.
-Volad, pequeñas gigantes, dejad de gravitar-
Se escuchan risas de libertad, se forman caminos de flores, esperanza a la vuelta de la esquina de una galaxia llamada Diversidad.
Choque, colisión, tropiezo y encuentro. Un fugaz hola, qué tal y descubrieron que sí podían hablar. Sonrisas que vuelven a los agujeros negros en paraísos cromáticos.
Primer roce que fuego hizo estallar, demacradas, deshilachadas, caricias de verdad. Se vuelven a encontrar, se conocen hasta el mar y la tierra hacen vibrar.
Lloran, gritan, ríen, hacen y deshacen besos y abrazos; y se conocen de hace un rato.
No me digas ni tu nombre que solo te quiero amar.
No se cansan de tocar los relieves de su piel, de hacerse más grandes que el universo testigo lleno de ecos musicales de gemidos.
No me sueltes, quédate.
Dos cuerpos que fueron a parar al mismo puerto de pluralidad. Se dejan llevar y se ríen en la cara del palo que dice que esto no es natural.
Agarran sus manos, son todas las maletas que tienen que llevar.
Al llegar a la galaxia lloran de felicidad. Amor libre en cada esquina, respeto en cada rincón.
Y repitiendo la primera mirada, la primera sonrisa y el primer beso prometen enseñar a quitar los hilos de los palos que no la quieren.

Juré contar nuestra historia, Diversidad

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