Encontré la cura en tu saliva. Bendita vacuna que cura mi locura. Me siento más viva. Hablemos de vida y presente. De que no me despiertes si no son con besos de versos acompañados de café. De música en tu piel. De pies fríos y manos calientes. De miradas y suspiros del deseo de tenerte, y que estés.
Y en la ducha, enseñamos nuestras heridas y las borramos. Cuerpo a cuerpo deseándonos otra vez. Y entre risas el agua es testigo del por qué hace eso y yo me dejo hacer.
¿Hay tiempo para otro "café"? Es un vicio ya lo sé. Aun así nos lo servimos doble y encima irlandés. Buen estimulante, prepárate.
La sonrisa cierra la puerta y pasea por la calle ante la mirada de los curiosos. Piso fuerte y tiemblan lo cimientos de mi vida. Tranquilos, no se va a caer, solo se sorprende de verme feliz y viviendo algo que nunca creí tener. Porque al regresar a casa allí estará deseando que volvamos a hacer café.
Entre las sábanas y el amanecer.
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