jueves, 19 de febrero de 2015

El desorden de la nocturnidad

Qué pena que haya cosas que no se puedan publicar, que las tengas que guardar con la esperanza de que algún día pueda susurrarlas a tu oído. Qué perdida me encuentro cuando canciones que hablan de amor me recuerdan a ti. Y menos mal que encontré en la poesía algo parecido al sexo.
No te voy a mentir, doblo las 6 caricias de Andrés Suárez y tardo menos que los 15 minutos de Marwan en enseñarte el corazón.
Creo que la noche me confunde, y no de esa manera absurda que todos conocemos. Me puedes encontrar en la luna creciente, menguante y más en la llena. Café en las venas.
Y sigue llenándote de ellas, que me harás escribir estas mierdas, y tú, sí, tú podrás criticarlo según lo leas.
Lo entiendo, y con eso me basta. No me extraña que me llamen rara. Y no, las mejores personas no lo son, como tampoco la locura te hace serlo.
Y júntame un sonrisa de verano, un te quiero a destiempo, unas manos en el sitio equivocado y una mirada de arrepentimiento. Seguiré escribiendo y si quieres, vete conociendo(me). Mi historia ya podría ser del club de los poetas muertos, y sin ser poeta, claro, menuda falta de respeto. No hablo de la película, aunque dudo mucho que sepáis de lo que hablo cuando escribo cualquier palabra.
Joder, los anuncios de Spotify, algún día tendré que pagar el premium. Ya sabéis, estoy escribiendo con una canción de la BSO de 50 sombras de Grey, es el momento en el que juzgáis. Love me like you do se llama, ahora sí, juzgad con fundamento.
Me estoy perdiendo. O estoy perdida. No sé verlo.
Puedes comentarme esto.
Yo seguiré pensando en este rectángulo almohadillado como sería este día si las cosas se hubieran desarrollado de otra forma.
Y si crees que esto está escrito de sujeto a objeto, me gustaría saberlo. Porque no lo creo.
Febrero, ¿te he dicho que te quiero?. Ahora devuélveme mi cabeza.
Ellos no se merecen esto.