Nunca pensé que la poesía
llegara en tiempos difíciles.
Yo, que soy más de aferrarme a eso
del latir
que a la oscuridad del vivir.
Nunca imaginé que de todos los
agujeros que me cavé,
fuera a salir volando.
Y batir las alas hasta mirar a los ojos
de una estrella.
Y a la altura de Nunca Jamás, allá
donde también se libraron guerras,
me encontré con que siempre hay
pista de aterrizaje.
Siempre con los pies en tierra,
que las palabras sean las huellas
que versen el presente.
Que sigan el camino de lilas que
hacen respirar,
hacen sentir.
Siempre descubrir que no hace falta
subir tan alto para tocar lo
extraordinario.
Que aquella que es astro también
es árbol,
es flor.
Y quedarme cautivada por su naturaleza,
por cómo su risa es tan selva,
por sus ganas de ser siempre río
y entre plantas se lo digo...