viernes, 1 de mayo de 2015

No me hagas poesía

Se paseaba por la casa
como un alma libre,
y no dudo que lo fuera
porque cada vez que lo hacía
yo ansiaba libertad
como un preso entre rejas.

Reía,
reía muy fuerte y agudo
como esos pájaros que cantan 
en el parque de El Retiro.

Tarareaba esa canción 
-nunca me acuerdo de su título-
mientras se recogía la melena
con su coletero de colores.

Tenía unas curvas
por las que derrapar a besos,
frenar a mordiscos
y estrellarse a orgasmos.

Era alegría,
diversión,
satisfacción,
gozo,
era todas esas palabras
que terminan en sonrisa.

Buscaba atención,
-siempre lo hacía-
recorría con sus dedos
mi máquina de escribir
y hacía de los versos palabras
tachadas.

Corría,
corría por el pasillo como niña
rebelde,
provocativa,
lanzándome el anzuelo.

Y piqué,
piqué en cuanto la vi desvestida
sobre el colchón.

Volvió a reír fuerte y agudo
con la coleta ya suelta
y una mirada de
victoria.

<<A mí no me hagas poesía
hazme (el) Amor>>

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