el cajón está abierto.
Las palabras deberían nacer
a muchos kilómetros,
pero estas cuatros paredes
han decidido ser testigos
de cómo al fin las palabras claves
han florecido.
Todavía existen aquí algunos restos
de la mordaza,
todavía tiran,
como una cicatriz,
como un aviso,
como la huella que te dice
que aquí has vivido.
Que sigues haciéndolo
y que ahora sabes que
aunque hay cosas que
se acaban,
que cambian,
nunca es un final.
Ni siquiera tu mayor miedo
va a serlo.
Como siempre, has echado la
vista hacia atrás,
lo suficiente para ver que has
aprendido a estar atenta a la
caída del presente,
que el verano ha venido cargado
de Perseidas
y que precisamente no tienes
que mirar al cielo
para verlas.
Y tu mundo que se hizo del revés
cuando le alcanzó la duda,
ahora se presenta ante ti
creando otro universo,
que por un momento parece
irreal.
Pero entonces descubres
las cosquillas de sus galaxias;
y... te has pellizcado suficiente
es verdad.
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