sábado, 18 de enero de 2020

En batalla

Algún día hablaré de los monstruos 
que maté dentro de mí. 
De cómo los girasoles 
cayeron por la falta de mi luz. 

Llegará un momento en el que las canciones
me acompañen 
y no me curen. 
Y os hablaré de las lecturas que hice 
por sentirme en conexión 
con alguien. 

Creo que nunca es el momento 
para hacer hablar 
al silencio. 
Ni quiero desahuciarlo del lugar 
que en mi pecho ha encontrado. 

No sé si esto es lo que llaman dolor, 
pero ahora que las palabras salen 
entiendo de la lucha de aquello que 
se niega a corromperse. 

Prometo cuidar al silencio, 
porque está amenazado 
por la toxicidad. 
Pero la mente me pide 
que deje de orbitar 
alrededor 
de agujeros negros. 

Y yo decido hablar, 
pero bajito. 
Creo en la intuición 
de cuando las cosas deciden marchar
porque así es su naturaleza
y lo acepto. 

Todo esto que habita en mi es mío, 
y siento que sea un contaminador 
externo. 
Pero llevo señal de peligro, 
al menos de momento. 

Entonces cada día 
me prometo una nueva regla, 
que puede que en algún momento
rompa. 
Pero ya no abro puertas
aunque llamen fuerte, 
porque al otro lado 
no hay vivienda. 

He encontrado al único amigo 
en ese lado 
y sé que no me conviene. 
Pero le he pedido que salga 
cuando haya amor 
y le he guardado en el cajón
las palabras claves para cuando 
eso ocurra. 

De momento,
sigo en la batalla en la que 
solo se gana.

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